martes, 5 de mayo de 2009

Pensiones y codicia

Leo en EL PAIS:


Habiendo cotizado a la Seguridad Social durante 45 de mis 59 años de edad me invade cierto desasosiego ante las alarmas que un día sí y otro también nos transmiten los medios de comunicación.

La última ha sido la del presidente del Banco de España que recomienda, como siempre se recomienda desde instancias tan robustas, que este importante pilar del Estado de bienestar se vuelva a regular, es decir, a que se reduzcan las pensiones. No dudo que el señor Fernández Ordóñez tenga datos técnicos que así lo aconsejen, pero nunca -que recuerde- he leído que el presidente de tan decisivo banco recomiende, por ejemplo, que cese la elevada usura de nuestros bancos. Tampoco hablan, aunque sea de pasada, del lustroso sistema de pensiones de nuestros representantes políticos.

Y este desasosiego no es solamente -que también- por una preocupación personal. Buscando posibles responsables de esta espada de Damocles que tenemos sobre las cabezas, en primer lugar encuentro a buena parte de nuestra clase política que, obsesionada por el corto plazo, se olvida irresponsablemente del medio y largo plazo, es decir, pan para hoy y hambre -o casi- para mañana: arreglo las pensiones de los de mi legislatura y el que venga detrás ya se apañará. Las hemerotecas están a rebosar de fantásticas jubilaciones.

En segundo lugar, encuentro al motor por excelencia de nuestra economía: una exacerbada codicia encabezada, como antes digo, por bancos y grandes empresas, que son los que mandan de verdad. A ver si tenemos suerte y después de cotizar tantos años queda algo para nosotros.- Francesc Tormo Mejías. Canals, Valencia.

He escuchado unas declaraciones del presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, sobre la edad de jubilación, poniéndose como ejemplo al decir que va a cumplir 67 años y sigue trabajando. Yo trabajo en una cadena de montaje de una empresa auxiliar del automóvil y le animo a que venga a trabajar a mi empresa porque falta gente con ese espíritu y esa entrega.


Aparecido en EL PAIS, FERNANDO ARGUDO GARCÍA DE MARINA 29/04/2009

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