miércoles, 28 de mayo de 2008

Entre agua dulce y salada. ( 2 )


Me siento aturdido, dolorido, desorientado,
no veo nada, no recuerdo nada. Ah, si, ahora, ahora
van volviendo a mi pequeña cabeza imágenes, veo..
La bandada descendiendo a descansar entre los carrizos.
A mi lado dos Buitrones y el Tordal, posándonos en las
ramas de un pequeño arbolillo. El viento esta en calma.
El ambiente es muy húmedo. La temperatura agradable.
Al fondo, en el horizonte se entremezclan los tonos
rosados, amarillentos, anaranjados y otros que nos indican
el fin del día.
A poca distancia observo una nube de pequeños insectos
que revolotean incansables ¡Comida!
Como movidos por un resorte, los cuatro abandonamos
las ramas que nos soportan y tomamos un mismo rumbo.
Noto el aleteo de mis compañerosde viaje, muy próximo.
Atravesamos el grupo de mosquitos varias veces.
En esta última el Tordal y yo hemos chocado.
¡Que dura tiene la cabeza! pensé. Un poco mareado, raseando
el vuelo, busco entre el carrizal un lugar donde apoyarme.
En un instante me encontré peleando con esa inmensa tela de
araña que me enredaba mas y mas.

El tiempo no fue mucho, pero a mi me pareció eterno, allí
enrollado e indefenso. Un hombre se acerca, tras unos
instantes, con mano firme y diestra, me libera de la trampa.
Seguidamente y con sumo cuidado me introduce en una
bolsa de tela oscura, en la que percibo variedad de olores.
Que me confirman que otros como yo ya han estado aquí.

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