miércoles, 4 de junio de 2008

Entre agua dulce y salada. ( y 3)


Revoloteo intentando encontrar un resquicio por donde salir.
Una y otra vez.
Así hasta que agotado por la resistencia y
sobretodo por el largo viaje, me acurruco en una esquina.
El cansancio se apodera de todo mi cuerpo y al poco tiempo,
un sopor me invade.
No se cuanto tiempo llevo aquí, pero
me encuentro mucho mejor.
Un poco atemorizado e intranquilo
por mí futuro incierto.
El pequeño saco se mueve y yo con él.

Sobre mi cabeza un rayo de luz entra por un rendija que cada
vez
se hace mayor. Seguidamente una mano calida y enérgica
me
sujeta con delicadeza y precisión al mismo tiempo.
Es la que me
introdujo en la bolsa, la reconozco.
La clara luz de la mañana hiere mis ojos acostumbrados a la
oscuridad durante muchas horas.

Este humano no se que hace.
Primero me a dejado algo agarrado
en la pata. Es un trozo
de metal con unos extraños signos.
Garabatea mas de esos
jeroglíficos en una hoja.
Me abre el ala. Coloca bajo ella una
regla.
"¡Repiiiiiio! que fría está". Sopla sobre mi tripa, después
de colocarme panzarriba.
"Me estoy empezando a cansar".
Y por si fuera poco, me mete la cabeza en un tubo de plástico.
"Este me quiere asfixiar".
Presiento lo peor. Me saca del canuto.
No se donde esta, el que.
Durante unos segundos permanezco
inmóvil.
Estoy posado, con a espalda apoyada en una mano
mas pequeña, pero tibia y firme.
Cuando ya me esperaba lo peor,
me siento suelto y con toda
mi emergía, inicio el vuelo…

******************************************************

Este pequeño cuento, que ni es cierto ni es ficción, quiere ser
un humilde homenaje a todas estas estupendas personas que
dedican gran parte de su vida al maravilloso e inmenso
mundo de las aves.

Y que el "Gurrión" fue capturado (o no) dentro de un proyecto internacional de anillamiento científico, el Programa Piccole Issole, coordinado en Catalunya por el Institut Català d'Ornitología (ICO)

******************************************************

No hay comentarios: